1) Guarde sus ideas para usted mismo
Allí fuera hay personas que piensan distinto, y algunas de ellas no aceptarán respetuosamente las suyas, incluso llegando al punto de descalificarlo e insultarlo, lo cual no es bueno para su salud espiritual.
2) No se comprometa
Mire siempre las diferentes realidades en las que se halle implicado desde una distancia prudencial. Inmiscuirse en esas realidades devengará en una experiencia más compleja, en la cual, por defender el todo, deberá inevitablemente aceptar las partes con las que no coincida, lo cual lo enfrentará con incongruencias que no le harán bien a su tranquilidad mental.
3) No llame la atención
Si usted no cumple con el punto 2), aún puede mantener una relativa tranquilidad evitando ventilar ese compromiso. Si los demás no conocen sus acciones, probablemente lo consideren uno entre ellos, y así evitará tener que realizar el ejercicio de defender sus convicciones, una tarea siempre ímproba y propensa a los insultos hacia usted o las ideas que defiende. A este respecto, recuerde el punto 1).
4) Recuerde sus prioridades
Siempre vuelva a lo esencial: que sus actividades se reduzcan a lo que puede resultarle útil a usted y sólo a usted: trabajo, ocio, familia, amigos, en fin, lo que se inscriba en el marco del desarrollo de las actividades socialmente aceptadas. Todo lo que sea probablemente condenable por parte de la media social debe ser evitado a riesgo de ser expulsado de ese grupo.
5) Proteja su espacio social
El incumplimiento del punto anterior lo dejará en una posición peligrosa, ya que la expulsión del conjunto medio de ciudadanos lo expondrá a desaparición o eliminación cuando algún modelo de reencauzamiento social busque deshacerse de aquellos elementos que desentonen con la media no comprometida. En ese caso, nunca espere la solidaridad de los que componen la media social, ya que, al no cumplir con los puntos 1) a 4), ya no lo considerarán como a un semejante, sino como un elemento exótico que no pertenece a la sociedad deseable. Desde ese punto de vista, ante su eliminación y/o desaparición no sentirán culpa ni pena, sino alivio, ya que su eliminación afirma en el mismo acto su razón de ser como son, y de hacer lo que hacen (puntos 1 a 5).
Con estos 5 sencillos puntos, consideramos que podrá transitar por el mundo sin más contratiempos que los que la vida y el sistema mismo le propondrán, que ya bastantes son, por lo cual... ¿para qué sumar contratiempos? Obedezca y tendrá una vida más cómoda.
Hasta la próxima, los quiero mucho.
domingo, 26 de agosto de 2012
viernes, 17 de agosto de 2012
El Miedo
Mi hermano de Patria Grande Jhon Edwin Calle Duque compartió este video ayer. Poco después lo sacó del aire con buen criterio, ya que no es como para que los niños lo vean. Gracias por su aporte.
Lo que más me impactó y disparó esta entrada en el blog no es sólo el hecho en sí. Hay algo que me machacó la cabeza y que me llevó a hacer ciertas reflexiones.
Son los gritos de una mujer que desesperada les pregunta "Why you do that?" ("¿Por qué haces eso?"). En esa pregunta está el eje de la reflexión.
Lo hacen precisamente porque es lo que tienen a mano para enfrentar el miedo. Sintieron miedo, tenían un arma a mano, y simplemente procedieron, porque para eso, entre otras cosas, tienen el arma. Para enfrentar sus miedos, y los miedos del sistema.
Porque, al fin y al cabo, vivimos en un modelo de sociedad que utiliza el miedo como uno de sus formas de control.
Que esta vez haya sido un perro no cambia el eje del tema, en otras ocasiones han sido negros, pibes que se asustaron por ver a un policía (como no asustarse viendo este tipo de reacciones), en fin, cualquier tipo de situación que hermane el miedo con un arma.
El tema es el miedo. Siempre el miedo. Qué nos causa el miedo, en qué nos convierte el miedo.
"El miedo nos hace malos", decía Allie, aquella niña de Taken encarnada por Dakota Fanning. El miedo nos vuelve a la parte más animal, menos civilizada de nuestro ser. No razona, reacciona.
El miedo quiere eliminar la fuente de su miedo, hacerlo desaparecer. Pónganle el vestido que quieran a ese maniquí, si lo piensan bien tenemos alrededor nuestro, en nuestras sociedades, ejemplos a raudales para la manifestación de esos miedos.
El miedo no quiso conocer al perro, no quiso saber por qué ladraba, por qué atacaba, por qué no dejaba que se acercaran a su amo. Nadie lo escuchó, nadie creó empatía con él ni con su amo, nadie trató de contenerlo. Cuántos "perros" hay en nuestras sociedades...
Participando de las Mesas de Seguridad Barriales me tocó escuchar de un vecino que lo que había que hacer era "entrar en las villas y matarlos a todos con una AK-47". Lo escuché yo, no me lo contaron. Esos que están en la villa, para ese señor, no son como él, merecen ser matados porque en su mente han dejado de pertenecer a su misma raza...
Son, desde su miedo, perros.
Los quiero mucho, hasta la próxima.
sábado, 11 de agosto de 2012
La Queja
El espacio de la queja, es sin dudas, un espacio de acción, pero... ¿es activa?
Una de las construcciones sociales que el liberalismo ha realizado es que al ciudadano, como parte del colectivo social, le corresponde el espacio de la queja como única participación en la vida sociopolítica de su país.
Así, se desentiende de los ámbitos de la gestión, para afirmarse en el dedo acusador que marca los faltantes, fallas, errores, etc. Allí culmina su participación como ciudadano en cuanto constructor de realidades. El resto, como hemos dicho en otra entrada, se circunscribe a trabajar y pagar los impuestos, dentro de un marco que le resulte propicio para esas actividades. Todo funciona cuando estamos dentro del sistema, el problema es cuando el sistema nos expulsa, sea por la causa que fuera: purga crónica por toma de ganancias y/o reducción de costos, alguna incapacidad o demérito, desbalances en el capitalismo, etc. Allí el ciudadano de la queja se siente impulsado a salir a las calles para defender su participación en el sistema, o sea su participación en la torta monetaria.
Mientras tanto, su espacio de ciudadanía es el de manifestar a los cuatro vientos lo corrupta que es la dirigencia, cómo todos se enriquecen a costa de su trabajo, cómo los parásitos sociales se sientan a mirar sus plasmas (y aún demás implementos tecnológicos antes vedados solamente a los ciudadanos quejoso-modélicos) rodeados de hijos que les facilitan esas vidas de lujo a través del cobro de jugosos subsidios al parto (?).
El espacio de la queja es un bálsamo, porque me libera de cualquier análisis sobre mi propia actuación en esas realidades que me son desagradables. Porque en la queja los errores siempre son ajenos, las fallas nunca son propias. Y, siendo que nos movemos en el espacio de lo teórico, seguramente yo lo haría mejor, aunque decida no hacerlo.
El espacio de la queja es el espacio de la acción a partir de la acción del otro, no de la propia. La queja se realiza sobre acciones ajenas a uno, lo que elimina el factor comprensivo. De nuevo, es el "otro" el que realiza la acción que dispara la queja, nada que tenga que ver conmigo, nada sobre lo que yo pueda hacer algo.
En la queja, implícitamente, acepté que no puedo cambiar nada, porque ya acepté que el cambio no depende de mí.
Abandonar la postura de la queja como única manifestación ciudadana posible y deseable, implica el compromiso con esas realidades que nos disconforman. Implica hacerse cargo de que esa realidad es posible de ser transformada por mí mismo, a través de MI acción, y no la de otros. Implica tomar posiciones para que otros actores (que yo pienso que lo hacen peor de lo que yo lo haría) no las ocupen en vez de mí.
Implica hacerse cargo, en definitiva.
Hacerse cargo de que las realidades no vienen dadas y así deben ser aceptadas, que yo soy un elemento transformador en la acción activa del trabajo, y no en la pasiva de la queja.
Hacerse cargo de que cuando yo abandono un espacio, lo ocupa otro, y ocupándolo, por definición, tiene todo el derecho que yo decidí ceder para hacer las cosas como a mí no me gustan.
Hacerse cargo de que la queja es pasiva, y asumiendo esa pasividad... ya no queda espacio para la queja.
Pero claro, nos dijeron que la queja es el espacio ciudadano por antonomasia, y lo aceptamos gustosos, porque, al fin y al cabo, la queja es mucho menos trabajosa que la acción... y más cuando nos pusieron un teclado y una pantalla para ejercerla, lo que nos ahorra incluso el trabajo de levantarnos de la silla.
Los quiero mucho, hasta la próxima.
Una de las construcciones sociales que el liberalismo ha realizado es que al ciudadano, como parte del colectivo social, le corresponde el espacio de la queja como única participación en la vida sociopolítica de su país.
Así, se desentiende de los ámbitos de la gestión, para afirmarse en el dedo acusador que marca los faltantes, fallas, errores, etc. Allí culmina su participación como ciudadano en cuanto constructor de realidades. El resto, como hemos dicho en otra entrada, se circunscribe a trabajar y pagar los impuestos, dentro de un marco que le resulte propicio para esas actividades. Todo funciona cuando estamos dentro del sistema, el problema es cuando el sistema nos expulsa, sea por la causa que fuera: purga crónica por toma de ganancias y/o reducción de costos, alguna incapacidad o demérito, desbalances en el capitalismo, etc. Allí el ciudadano de la queja se siente impulsado a salir a las calles para defender su participación en el sistema, o sea su participación en la torta monetaria.
Mientras tanto, su espacio de ciudadanía es el de manifestar a los cuatro vientos lo corrupta que es la dirigencia, cómo todos se enriquecen a costa de su trabajo, cómo los parásitos sociales se sientan a mirar sus plasmas (y aún demás implementos tecnológicos antes vedados solamente a los ciudadanos quejoso-modélicos) rodeados de hijos que les facilitan esas vidas de lujo a través del cobro de jugosos subsidios al parto (?).
El espacio de la queja es un bálsamo, porque me libera de cualquier análisis sobre mi propia actuación en esas realidades que me son desagradables. Porque en la queja los errores siempre son ajenos, las fallas nunca son propias. Y, siendo que nos movemos en el espacio de lo teórico, seguramente yo lo haría mejor, aunque decida no hacerlo.
El espacio de la queja es el espacio de la acción a partir de la acción del otro, no de la propia. La queja se realiza sobre acciones ajenas a uno, lo que elimina el factor comprensivo. De nuevo, es el "otro" el que realiza la acción que dispara la queja, nada que tenga que ver conmigo, nada sobre lo que yo pueda hacer algo.
En la queja, implícitamente, acepté que no puedo cambiar nada, porque ya acepté que el cambio no depende de mí.
Abandonar la postura de la queja como única manifestación ciudadana posible y deseable, implica el compromiso con esas realidades que nos disconforman. Implica hacerse cargo de que esa realidad es posible de ser transformada por mí mismo, a través de MI acción, y no la de otros. Implica tomar posiciones para que otros actores (que yo pienso que lo hacen peor de lo que yo lo haría) no las ocupen en vez de mí.
Implica hacerse cargo, en definitiva.
Hacerse cargo de que las realidades no vienen dadas y así deben ser aceptadas, que yo soy un elemento transformador en la acción activa del trabajo, y no en la pasiva de la queja.
Hacerse cargo de que cuando yo abandono un espacio, lo ocupa otro, y ocupándolo, por definición, tiene todo el derecho que yo decidí ceder para hacer las cosas como a mí no me gustan.
Hacerse cargo de que la queja es pasiva, y asumiendo esa pasividad... ya no queda espacio para la queja.
Pero claro, nos dijeron que la queja es el espacio ciudadano por antonomasia, y lo aceptamos gustosos, porque, al fin y al cabo, la queja es mucho menos trabajosa que la acción... y más cuando nos pusieron un teclado y una pantalla para ejercerla, lo que nos ahorra incluso el trabajo de levantarnos de la silla.
Los quiero mucho, hasta la próxima.
martes, 1 de mayo de 2012
Modelos en pugna
Se suele citar a Adam Smith como el padre del pensamiento liberal en la economía. En "La Riqueza de las Naciones" (1776), plantea que el mejor esquema para el desarrollo pleno de las potencialidades de una sociedad es la "mano invisible" del mercado, con intervención mínima del gobierno:
"Adam Smith es el gran panegirista de la libertad económica; para él es inútil la intervención del Estado, que habían predicado los mercantilistas; el orden se establece por sí mismo, por el juego de la oferta y la demanda. Si un producto es solicitado sube el precio y se favorece su elaboración, con lo que todo vendedor es retribuido según la importancia de los servicios que presta; la actividad concurrente garantiza el orden, la justicia y el progreso de la sociedad.
La llamada doctrina del laissez faire llena una etapa del pensamiento y de la actividad económica. En su base se esconde una glorificación de la libertad: el mercado se regula por libre concurrencia, el trabajador elige libremente su trabajo, la mano de obra se desplaza libremente, el contrato de trabajo es un acuerdo libre entre patronos y obreros.
El papel del Estado se reduce a defender la libertad de una actividad económica autónoma de cualquier regulación política. Los críticos de la escuela clásica distinguieron, como Sismondi, entre la libertad teórica y la real, que suponía igualdad." (1)
Llevado al plano del intercambio comercial entre naciones, afirma que:
"...el principio de la ventaja absoluta que afirma que las naciones deben renunciar a las actividades económicas donde no tienen una ventaja absoluta en su producción respecto a los demás países, y especializarse en hacer aquellas actividades donde tienen ventaja absoluta en comparación a las demás.
De este modo, se lograría a nivel mundial un mayor volumen de producción, mejor calidad en lo producido y sobre todo, un uso más eficiente de los recursos insumos que se utilizan en la producción.
Sin embargo, tiempo después John Stuart Mill propone lo siguiente:
"...una nación con atraso tecnológico y desventaja absoluta en el comercio internacional, bien puede cerrarse y establecer un sistema autárquico, de tal modo que los mercados aislados permiten la formación de empresas monopólicas, y éstas con sus altas utilidades pueden hacer fuertes inversiones en innovaciones que les ayude a poner a la altura de la competencia internacional y supere el rezago tecnológico. En este momento la nación entonces puede abrirse al comercio exterior con capacidad competitiva." (2)
Este es el marco teórico sobre el que trabajaré en mi próxima entrada, sobre lo que pienso en cuanto a la regulación o no de las variables económicas internas y de intercambio.
"Adam Smith es el gran panegirista de la libertad económica; para él es inútil la intervención del Estado, que habían predicado los mercantilistas; el orden se establece por sí mismo, por el juego de la oferta y la demanda. Si un producto es solicitado sube el precio y se favorece su elaboración, con lo que todo vendedor es retribuido según la importancia de los servicios que presta; la actividad concurrente garantiza el orden, la justicia y el progreso de la sociedad.
La llamada doctrina del laissez faire llena una etapa del pensamiento y de la actividad económica. En su base se esconde una glorificación de la libertad: el mercado se regula por libre concurrencia, el trabajador elige libremente su trabajo, la mano de obra se desplaza libremente, el contrato de trabajo es un acuerdo libre entre patronos y obreros.
El papel del Estado se reduce a defender la libertad de una actividad económica autónoma de cualquier regulación política. Los críticos de la escuela clásica distinguieron, como Sismondi, entre la libertad teórica y la real, que suponía igualdad." (1)
Llevado al plano del intercambio comercial entre naciones, afirma que:
"...el principio de la ventaja absoluta que afirma que las naciones deben renunciar a las actividades económicas donde no tienen una ventaja absoluta en su producción respecto a los demás países, y especializarse en hacer aquellas actividades donde tienen ventaja absoluta en comparación a las demás.
De este modo, se lograría a nivel mundial un mayor volumen de producción, mejor calidad en lo producido y sobre todo, un uso más eficiente de los recursos insumos que se utilizan en la producción.
Con lo anterior se tiene que las naciones deben procurar una especialización internacional del trabajo y de la producción. De ahí se deriva que desde el liberalismo se empiece a hablar de la división internacional del trabajo.
David Ricardo por su parte aporta otro concepto complementario del primero, la llamada ventaja comparativa, que sustenta que una nación con abierta desventaja absoluta en su producción nacional, no obstante puede sacar provecho del comercio internacional si se especializa en aquello donde es menor su desventaja.
Estos dos conceptos fueron claves para el sustento del librecambismo decimonónico y del pensamiento liberal. Las naciones deben procurar el comercio internacional para que sus procesos de producción sean lo más eficientes posibles.
" (2)Sin embargo, tiempo después John Stuart Mill propone lo siguiente:
"...una nación con atraso tecnológico y desventaja absoluta en el comercio internacional, bien puede cerrarse y establecer un sistema autárquico, de tal modo que los mercados aislados permiten la formación de empresas monopólicas, y éstas con sus altas utilidades pueden hacer fuertes inversiones en innovaciones que les ayude a poner a la altura de la competencia internacional y supere el rezago tecnológico. En este momento la nación entonces puede abrirse al comercio exterior con capacidad competitiva." (2)
Este es el marco teórico sobre el que trabajaré en mi próxima entrada, sobre lo que pienso en cuanto a la regulación o no de las variables económicas internas y de intercambio.
domingo, 29 de abril de 2012
Las Viejas Escaleras
A mi hermano que cree en los locos, y a Ari que piensa que los locos no tienen seguidores...
Empecé a subir las escaleras, las viejas escaleras, por el medio, rápido.
En los primeros escalones no lo noté. Claro, esos no tenían nada de especiales.
Después sí.
El medio de los escalones estaba casi nuevo, con las ranuras antideslizantes casi inmaculadas.
Los costados no, estaban desgastados, hundidos.
Los costados estaban cerca de las barandas.
Entonces comprendí.
Naturalmente tendemos a circular por los espacios de confort, aquellos que nos brindan más seguridad de llegar a destino.
Sólo una minoría explora ese medio, alejado de las barandas, la zona inestable.
Cuando las fuerzas ya no son tan confiables, cuando las dudas aparecen, cuando los escalones se van sumando...
Ese terreno, el del medio, el menos explorado, es el terreno de los emprendedores.
El de la incertidumbre.
El de los temores.
Donde ya no competimos con otros, porque los otros suben agarrados de las barandas, despacio, seguros.
Competimos con nosotros mismos. Y allí aprendemos a caminar sin barandas, sin bastones.
Vamos aferrados sólo a nuestras ganas, nuestra fe, nuestra enjundia, nuestro indispensable grado de inconsciencia, o llámenla conciencia superadora, así no les suena tanto a locura...
Pero por el medio van los locos, lamento decirles...
Y a ellos les pertenece ese camino inexplorado.
El del futuro.
Empecé a subir las escaleras, las viejas escaleras, por el medio, rápido.
En los primeros escalones no lo noté. Claro, esos no tenían nada de especiales.
Después sí.
El medio de los escalones estaba casi nuevo, con las ranuras antideslizantes casi inmaculadas.
Los costados no, estaban desgastados, hundidos.
Los costados estaban cerca de las barandas.
Entonces comprendí.
Naturalmente tendemos a circular por los espacios de confort, aquellos que nos brindan más seguridad de llegar a destino.
Sólo una minoría explora ese medio, alejado de las barandas, la zona inestable.
Cuando las fuerzas ya no son tan confiables, cuando las dudas aparecen, cuando los escalones se van sumando...
Ese terreno, el del medio, el menos explorado, es el terreno de los emprendedores.
El de la incertidumbre.
El de los temores.
Donde ya no competimos con otros, porque los otros suben agarrados de las barandas, despacio, seguros.
Competimos con nosotros mismos. Y allí aprendemos a caminar sin barandas, sin bastones.
Vamos aferrados sólo a nuestras ganas, nuestra fe, nuestra enjundia, nuestro indispensable grado de inconsciencia, o llámenla conciencia superadora, así no les suena tanto a locura...
Pero por el medio van los locos, lamento decirles...
Y a ellos les pertenece ese camino inexplorado.
El del futuro.
martes, 10 de abril de 2012
Corrupción y Sistema
A la corrupción nos la muestran de entrada ya, como para que nos quede claro que es parte de nuestra misma naturaleza. Y allá va Eva a darle al diente a la manzana y a mandar el Paraíso al Infierno, de una, porque así somos, no nos podemos conformar con lo que nos da Dios, queremos ser como Dios, ergo siempre queremos ser más.
Todos los días nos instalan desde los medios que los gobiernos son por definición corruptos, que la sociedad es corrupta, pero algo me llama siempre la atención: nunca dicen "señor, señora, usted es un corrupto, nosotros somos corruptos, la verdad es ésa". Es como la famosa encuesta en la que el 100% responde con un SI a la pregunta "¿la sociedad es corrupta?" y el mismo 100% con un NO a "¿usted es corrupto?".
La corrupción debe ser instalada como parte del sistema todo. Si la percepción de la corrupción es alta, el nivel de autoexigencia es bajo, es decir que todo está permitido porque en líneas generales todo se permite, por lo que si yo no entro en ese sistema, soy un idiota. Y ahí está la madre del borrego: no somos corruptos por corruptos, somos corruptos para no ser idiotas. Lo cual, como se imaginarán, le otorga a nuestras almas una tranquilidad impagable... pero sobornable.
La realidad es que la corrupción abona al sistema, porque blanquea prácticas privadas aplicándoselas a lo público. Así asumimos que el ejercicio de la función pública es inseparable de la corrupción, y más aún, deseable. Cito aquí a Mariano Grondona, una de las plumas del liberalismo de mi país:
"En defensa de Moreno (NA: Secretario de Comercio de Argentina), algunos señalan que no se le conoce un solo caso de la corrupción que plaga a otros segmentos del Estado. Pero una vez el politólogo Samuel Huntington señaló, en una observación que bordeaba el cinismo, que hay una sola cosa peor que un régimen económico asfixiante y corrupto: un régimen económico asfixiante y no corrupto porque, en este caso, ya no queda ningún resquicio por donde escapar. Un condenado injustamente a muerte por un régimen opresor, ¿no preferiría sobornar, si pudiera, a su verdugo?".
Por tanto, se define a la corrupción como elemento deseable por los que ejercen los poderes fácticos, para poder saltear las "injusticias del régimen opresor". Siendo la definición de qué es un régimen opresor tan laxas como lo son las subjetividades de quienquiera. Por caso estas plumas definen a un gobierno elegido por el 54% de la población como régimen opresor. Esto es, la democracia es más democracia cuando se vota lo que yo quiero. Todo esto dentro del esquema del vale todo que la generalización de la corrupción plantea, ya que en dicho esquema las reglas tienden a flexibilizarse.
Las reglas están para ser cumplidas, si no gustan se acciona para cambiarlas siguiendo las mismas reglas que la sociedad impone. Si se elige la democracia como sistema, se ajustan las acciones individuales y colectivas a ese sistema, no se las saltea...
Cuando comprendamos cabalmente que la regla de que el otro importa tanto como yo es la que regula una democracia sana, empezaremos a construir una sociedad más inclusiva y respetuosa. Ya lo decía un gran líder que murió en la cruz: "ama al prójimo como a tí mismo". Dicho de otro modo... la caridad bien entendida empieza por casa. El cambio verdadero empieza por las bases, no por la cúpula, ya que la cúpula no es más ni menos que el emergente de las bases.
Los quiero mucho.
Hasta mañana.
Todos los días nos instalan desde los medios que los gobiernos son por definición corruptos, que la sociedad es corrupta, pero algo me llama siempre la atención: nunca dicen "señor, señora, usted es un corrupto, nosotros somos corruptos, la verdad es ésa". Es como la famosa encuesta en la que el 100% responde con un SI a la pregunta "¿la sociedad es corrupta?" y el mismo 100% con un NO a "¿usted es corrupto?".
La corrupción debe ser instalada como parte del sistema todo. Si la percepción de la corrupción es alta, el nivel de autoexigencia es bajo, es decir que todo está permitido porque en líneas generales todo se permite, por lo que si yo no entro en ese sistema, soy un idiota. Y ahí está la madre del borrego: no somos corruptos por corruptos, somos corruptos para no ser idiotas. Lo cual, como se imaginarán, le otorga a nuestras almas una tranquilidad impagable... pero sobornable.
La realidad es que la corrupción abona al sistema, porque blanquea prácticas privadas aplicándoselas a lo público. Así asumimos que el ejercicio de la función pública es inseparable de la corrupción, y más aún, deseable. Cito aquí a Mariano Grondona, una de las plumas del liberalismo de mi país:
"En defensa de Moreno (NA: Secretario de Comercio de Argentina), algunos señalan que no se le conoce un solo caso de la corrupción que plaga a otros segmentos del Estado. Pero una vez el politólogo Samuel Huntington señaló, en una observación que bordeaba el cinismo, que hay una sola cosa peor que un régimen económico asfixiante y corrupto: un régimen económico asfixiante y no corrupto porque, en este caso, ya no queda ningún resquicio por donde escapar. Un condenado injustamente a muerte por un régimen opresor, ¿no preferiría sobornar, si pudiera, a su verdugo?".
Por tanto, se define a la corrupción como elemento deseable por los que ejercen los poderes fácticos, para poder saltear las "injusticias del régimen opresor". Siendo la definición de qué es un régimen opresor tan laxas como lo son las subjetividades de quienquiera. Por caso estas plumas definen a un gobierno elegido por el 54% de la población como régimen opresor. Esto es, la democracia es más democracia cuando se vota lo que yo quiero. Todo esto dentro del esquema del vale todo que la generalización de la corrupción plantea, ya que en dicho esquema las reglas tienden a flexibilizarse.
Las reglas están para ser cumplidas, si no gustan se acciona para cambiarlas siguiendo las mismas reglas que la sociedad impone. Si se elige la democracia como sistema, se ajustan las acciones individuales y colectivas a ese sistema, no se las saltea...
Cuando comprendamos cabalmente que la regla de que el otro importa tanto como yo es la que regula una democracia sana, empezaremos a construir una sociedad más inclusiva y respetuosa. Ya lo decía un gran líder que murió en la cruz: "ama al prójimo como a tí mismo". Dicho de otro modo... la caridad bien entendida empieza por casa. El cambio verdadero empieza por las bases, no por la cúpula, ya que la cúpula no es más ni menos que el emergente de las bases.
Los quiero mucho.
Hasta mañana.
viernes, 6 de abril de 2012
El que odia
El que odia no te escucha, porque ya decidió que quiere odiar antes de arrancar a hablar.
El que odia no te escucha, espera el bache para seguir trasmitiéndote su odio.
El que odia no te escucha, busca la grieta en la que pueda insertar su odio para romper, para partir, para destruir.
El que odia no dialoga, busca imponer.
El que odia nunca se va a retractar, porque retractarse abriría un horizonte de construcción conjunta que su odio impide.
El que odia quisiera ver al otro eliminado, sólo quisiera escuchar sus ideas replicadas en los demás. Cualquier disonancia debería ser eliminada, porque la idea enfrentada obliga a pensar.
El que odia odia pensar, odia repensar, odia siquiera la idea de replantear la mínima unidad de su pensamiento.
El que odia se regodea en la redondez de su pensamiento, en la perfección de su construcción, en la pétrea estructura del mismo, que obviamente por pétrea y por perfecta todos deben aceptar.
El que odia quisiera vivir en un mundo uniforme, calmo y estable. El que odia odia la inestabilidad, y hará cualquier cosa por sostenerla, hasta avalar la muerte.
El que odia prefiere avalar la paz de los cementerios al caos de la vida, por eso avala la muerte bajo la consigna de "por algo lo habrán matado".
El que odia, empero, no se pregunta "por algo lo habrán matado" cuando matan a uno de los suyos. Para el que odia la muerte ajena es justa, la propia merece ser equilibrada con la muerte de un ajeno, al menos.
El que odia odia porque los otros merecen su odio, porque son otros, no son ellos.
A los que odian no los odio, los entiendo... porque soy uno de ellos a veces, porque me desequilibro, porque no escucho, porque no comprendo, porque a veces odio.
Y yo odio odiar, porque cuando odio soy todo lo que ya dije, y son en esos momentos en los que aplico en la sinfonía una nota que desarmoniza la composición.
Perdón por mis odios.
Los quiero mucho.
Nos estamos escuchando.
El que odia no te escucha, espera el bache para seguir trasmitiéndote su odio.
El que odia no te escucha, busca la grieta en la que pueda insertar su odio para romper, para partir, para destruir.
El que odia no dialoga, busca imponer.
El que odia nunca se va a retractar, porque retractarse abriría un horizonte de construcción conjunta que su odio impide.
El que odia quisiera ver al otro eliminado, sólo quisiera escuchar sus ideas replicadas en los demás. Cualquier disonancia debería ser eliminada, porque la idea enfrentada obliga a pensar.
El que odia odia pensar, odia repensar, odia siquiera la idea de replantear la mínima unidad de su pensamiento.
El que odia se regodea en la redondez de su pensamiento, en la perfección de su construcción, en la pétrea estructura del mismo, que obviamente por pétrea y por perfecta todos deben aceptar.
El que odia quisiera vivir en un mundo uniforme, calmo y estable. El que odia odia la inestabilidad, y hará cualquier cosa por sostenerla, hasta avalar la muerte.
El que odia prefiere avalar la paz de los cementerios al caos de la vida, por eso avala la muerte bajo la consigna de "por algo lo habrán matado".
El que odia, empero, no se pregunta "por algo lo habrán matado" cuando matan a uno de los suyos. Para el que odia la muerte ajena es justa, la propia merece ser equilibrada con la muerte de un ajeno, al menos.
El que odia odia porque los otros merecen su odio, porque son otros, no son ellos.
A los que odian no los odio, los entiendo... porque soy uno de ellos a veces, porque me desequilibro, porque no escucho, porque no comprendo, porque a veces odio.
Y yo odio odiar, porque cuando odio soy todo lo que ya dije, y son en esos momentos en los que aplico en la sinfonía una nota que desarmoniza la composición.
Perdón por mis odios.
Los quiero mucho.
Nos estamos escuchando.
martes, 3 de abril de 2012
El Teorema de Moreno
Y dice:
"Lo que toda persona necesita para ser feliz es tener trabajo para ellos, comida y ropa para su familia, educación para sus hijos, vacaciones y un asadito para el fin de semana."
Consumo: Viene del latín consumere (tomar entera y conjuntamente, consumir, agotar, desgastar).
El estado generalizado de violencia de la clase media, creo que deviene de un paradigma social que impone las pertenencias como modo de reafirmar el ser. No por sabido, en este caso, es necesario olvidar que vivimos en una sociedad de consumo.
Es llamativo y revelador que dos de las acepciones de consumere se refieran al agotamiento y al desgaste, porque vemos día a día signos de ellos en la actitud de las personas.
Tal valor han asumido las cada vez más necesarias pertenencias para, precisamente, poder pertenecer (otra relación entre palabras la mar de significativa), que el miedo a caer del sistema o que venga otro a tomar lo que me hace pertenecer, nos encierre cada vez más en nuestra coraza de alienación. Por tanto la democracia parece pasar a ser el sistema que me permite disfrutar de lo que tengo, y controla que otros actores sociales me lo impidan, más allá que esos que me lo impiden suelan ser precisamente los excluidos del sistema. Es una democracia basada también en la defensa del uno, MI uno, en cada uno de los casos.
Cada vez somos menos pertenecientes a un conjunto, y más pertenecientes a un consumo (agotamiento, desgaste).
Ha llamado mucho la atención el festejo del bicentenario en Buenos Aires el año pasado. Digo que llamó la atención el hecho de que el aglomeramiento de cientos de miles de personas no haya provocado desmanes, delitos, disturbios, etc... ¿y por qué habrían de haberlos provocado? ¿Acaso hemos llegado al punto en el que el encuentro con el otro sea una aberración antes que una naturalidad? ¿Ese es el esquema en el que vivimos?
Y creo que sí... hemos perdido la calle, nos hemos encerrado entre nuestras cuatro paredes, acompañados de nuestras pertenencias, y abandonados de nuestras espiritualidades. He visto en Rojas, Provincia de Buenos Aires, como parte de la arquitectura de las casas estaba conformada por un banco de cemento apostado en la vereda, como un integrante de la casa toda... ¿cómo fue que terminamos en estas calles vacías cuando el sol cae? ¿Cómo dejamos que nos llenaran la cabeza con cada vez más y más exigencias materiales para poder SER? ¿Cómo derivamos en el SER en tanto TENER?
Quizás sea hora de aplicar el Teorema de Moreno... agregándole a la ecuación la familia y los amigos, para que no sea solamente un ideal económico otra vez, ¿no?
Los llevo en el corazón.
Hasta mañana.
"Lo que toda persona necesita para ser feliz es tener trabajo para ellos, comida y ropa para su familia, educación para sus hijos, vacaciones y un asadito para el fin de semana."
Consumo: Viene del latín consumere (tomar entera y conjuntamente, consumir, agotar, desgastar).
El estado generalizado de violencia de la clase media, creo que deviene de un paradigma social que impone las pertenencias como modo de reafirmar el ser. No por sabido, en este caso, es necesario olvidar que vivimos en una sociedad de consumo.
Es llamativo y revelador que dos de las acepciones de consumere se refieran al agotamiento y al desgaste, porque vemos día a día signos de ellos en la actitud de las personas.
Tal valor han asumido las cada vez más necesarias pertenencias para, precisamente, poder pertenecer (otra relación entre palabras la mar de significativa), que el miedo a caer del sistema o que venga otro a tomar lo que me hace pertenecer, nos encierre cada vez más en nuestra coraza de alienación. Por tanto la democracia parece pasar a ser el sistema que me permite disfrutar de lo que tengo, y controla que otros actores sociales me lo impidan, más allá que esos que me lo impiden suelan ser precisamente los excluidos del sistema. Es una democracia basada también en la defensa del uno, MI uno, en cada uno de los casos.
Cada vez somos menos pertenecientes a un conjunto, y más pertenecientes a un consumo (agotamiento, desgaste).
Ha llamado mucho la atención el festejo del bicentenario en Buenos Aires el año pasado. Digo que llamó la atención el hecho de que el aglomeramiento de cientos de miles de personas no haya provocado desmanes, delitos, disturbios, etc... ¿y por qué habrían de haberlos provocado? ¿Acaso hemos llegado al punto en el que el encuentro con el otro sea una aberración antes que una naturalidad? ¿Ese es el esquema en el que vivimos?
Y creo que sí... hemos perdido la calle, nos hemos encerrado entre nuestras cuatro paredes, acompañados de nuestras pertenencias, y abandonados de nuestras espiritualidades. He visto en Rojas, Provincia de Buenos Aires, como parte de la arquitectura de las casas estaba conformada por un banco de cemento apostado en la vereda, como un integrante de la casa toda... ¿cómo fue que terminamos en estas calles vacías cuando el sol cae? ¿Cómo dejamos que nos llenaran la cabeza con cada vez más y más exigencias materiales para poder SER? ¿Cómo derivamos en el SER en tanto TENER?
Quizás sea hora de aplicar el Teorema de Moreno... agregándole a la ecuación la familia y los amigos, para que no sea solamente un ideal económico otra vez, ¿no?
Los llevo en el corazón.
Hasta mañana.
domingo, 1 de abril de 2012
Los Escritos Perdidos de Mr. Nicholas McIavellow - FIN
Estimado CEO:
Concluyendo con la serie de escritos de cara al establecimiento de un nuevo paradigma social, le dejo un resumen de las características que la corpocracia:
• Desvalorización de la política como elemento de transformación social.
• Valorización de la política como ente administrativo.
• Desvalorización del concepto de lo "público" en favor del concepto de lo "privado".
• Elevación de los valores del consumo y propiedad como supremos.
• Concientización de que la participación en la sociedad se reduce al trabajo y el pago de impuestos.
• Creación del "otro" como ente que amenace esas conquistas materiales.
• Aumento de los requerimientos mínimos para considerarse satisfechos, y mediante ello aumento del trabajo necesario.
• Agotamiento físico y mental de los ciudadanos para que sus fuerzas estén únicamente dirigidas al mantenimiento del sistema.
• Establecimiento de la idea de que ninguna acción ciudadana tiene efecto en el modelo establecido.
Con estos puntos instalados en el inconsciente colectivo, tendremos ahora sí una masa de personas convencidas de que lo mejor que le puede pasar es tener un administrador que venga del campo de lo privado (no corrompido por el "sistema político"), que invoque los valores de la efectividad, inclinando la balanza hacia un manejo darwiniano de la sociedad.
Al quedar muchos actores sociales fuera del sistema, debido a la acción lógica de este principio darwiniano, el miedo hará que los sobrevivientes autoricen cada vez políticas más represivas para poder mantener sus beneficios, y esto nos dará a su vez más poder a nosotros para ir acallando mediante la represión las voces de los excluidos.
Con el tiempo unos y otros se irán acostumbrando a este régimen, máxime si contamos con los medios de comunicación suficientes como para establecer una pax corporativa, accionando sobre un recorte informativo que nos sea favorable.
Una vez concretados estos objetivos, no nos queda más que seguir administrando en el tiempo estos principios, eligiendo en caso de peligro del modelo, un enemigo interno o externo que exacerbe el miedo y el odio, fuente inmejorable de cohesión social.
Saluda a Ud. atte,
Concluyendo con la serie de escritos de cara al establecimiento de un nuevo paradigma social, le dejo un resumen de las características que la corpocracia:
• Desvalorización de la política como elemento de transformación social.
• Valorización de la política como ente administrativo.
• Desvalorización del concepto de lo "público" en favor del concepto de lo "privado".
• Elevación de los valores del consumo y propiedad como supremos.
• Concientización de que la participación en la sociedad se reduce al trabajo y el pago de impuestos.
• Creación del "otro" como ente que amenace esas conquistas materiales.
• Aumento de los requerimientos mínimos para considerarse satisfechos, y mediante ello aumento del trabajo necesario.
• Agotamiento físico y mental de los ciudadanos para que sus fuerzas estén únicamente dirigidas al mantenimiento del sistema.
• Establecimiento de la idea de que ninguna acción ciudadana tiene efecto en el modelo establecido.
Con estos puntos instalados en el inconsciente colectivo, tendremos ahora sí una masa de personas convencidas de que lo mejor que le puede pasar es tener un administrador que venga del campo de lo privado (no corrompido por el "sistema político"), que invoque los valores de la efectividad, inclinando la balanza hacia un manejo darwiniano de la sociedad.
Al quedar muchos actores sociales fuera del sistema, debido a la acción lógica de este principio darwiniano, el miedo hará que los sobrevivientes autoricen cada vez políticas más represivas para poder mantener sus beneficios, y esto nos dará a su vez más poder a nosotros para ir acallando mediante la represión las voces de los excluidos.
Con el tiempo unos y otros se irán acostumbrando a este régimen, máxime si contamos con los medios de comunicación suficientes como para establecer una pax corporativa, accionando sobre un recorte informativo que nos sea favorable.
Una vez concretados estos objetivos, no nos queda más que seguir administrando en el tiempo estos principios, eligiendo en caso de peligro del modelo, un enemigo interno o externo que exacerbe el miedo y el odio, fuente inmejorable de cohesión social.
Saluda a Ud. atte,
Nicholas McIavellow
Management Consulting
PD: Agradezco su intervención para solucionar los entredichos económicos que han surgido a través de la ejecución de nuestro contrato. Lógico estimado CEO, desde que era imposible que entre nosotros apliquemos conductas que están destinadas a otras clases... abrazo enorme.
domingo, 18 de marzo de 2012
Los Escritos Perdidos de Mr. Nicholas McIavellow - 5
Estimado CEO:
Con respecto al trabajo específico que sus medios deberían realizar para el establecimiento de un nuevo imaginario que lleve con el tiempo a la instalación de la corpocracia como modelo de ordenamiento social, definiré algunas acciones que deberían afrontar para ir transformando ciertos paradigmas:
1) Fortalecimiento de las sensaciones de inseguridad.
En este sentido no debemos quedarnos solamente con la obvia, o sea la seguridad que tiene que ver con los delitos. Debemos llevar la sensación de inseguridad a todos los órdenes de la vida privada. Esto es: inseguridad porque el Estado me robe lo mío, inseguridad por la estabilidad laboral, por la estabilidad económica, por el futuro, etc, etc, etc.
Debemos lograr que el ciudadano medio entre en un estado de miedo constante por perder lo que tiene, en todos lo ámbitos.
Para esto deberemos trabajar sobre el concepto de "ser", inclinando la balanza de lo espiritual a lo material. Lo espiritual es intangible, por lo tanto imposible de accionar sobre él, es lo verdaderamente privado... pero también es lo más trabajoso de adquirir. Por tanto ofreceremos modos más cómodos de ser, desde el escaparate de una tienda. Y con esto sí tendremos la masa base sobre la que trabajar el miedo a perder... lo material, que siempre es algo externo a nosotros, en contraposición con lo espiritual, que es algo interno e inseparable de nuestro ser. De nuevo el concepto de ser se vuelve alienado, algo que siempre será útil a nuestros fines...
Con ese sentimiento establecido, podremos operar con el bálsamo de nuestros discursos para apoyar uno u otro de nuestros candidatos, asegurando estabilidad.
Estabilidad debe convertirse en el sujeto supremo de nuestro discurso, asegurarles a los ciudadanos la tranquilidad sobre el presente y el futuro a partir de determinado candidato.
Todo lo que propenda al cambio, a la transformación, en fin, a la revolución constante que cualquier sociedad en constante evolución afronta, debe ser estigmatizado mediante el miedo.
2) El darwinismo socioeconómico como paradigma perfecto.
Punto ya abarcado en escritos anteriores. Lo privado y la autoregulación de lo privado que devendrá en beneficio de todos debe convertirse en el discurso dominante. Debemos convencer que la acción del Estado como contralor de lo privado distorsiona, no ayuda.
Idea fuerza:
Si lo privado funciona libremente, la dinámica tiende al mejoramiento constante por medio de la competencia libre, darwiniana, en la que la supervivencia del más fuerte mejora los productos y la realidad, derramando esos beneficios sobre el resto de la sociedad.
Si surgieran argumentaciones en contra de este principio, basados en que el lucro privado tiende a la acumulación de la riqueza y, por ende, a la desacumulación para la masa popular por razones matemáticas (si uno tiene cada vez más -dirán-, otros tendrán cada vez menos), deberemos hacerles entender que en este esquema darwinista, todos tienen derecho a llegar a la cima, haciendo que soporten su realidad cotidiana en la esperanza de que para ellos también hay posibilidades de llegar a "pertenecer" a la escala superior de la "cadena alimenticia" (los norteamericanos hemos trabajado insuperablemente este concepto, creando el paradigma del "American Dream").
3) Entronización del entretenimiento y la fama.
La fama será un espejo en el que los excluidos del sistema podrán apreciar las bondades del mismo. Es decir, que todos pueden acceder a ella al menos, como lo proclamara el artista Andy Warhol, por 15 minutos.
Deberemos darle a la "fama" el sentido más superfluo posible para que no sea resultado de alguna característica de tipo intelectual. Los famosos no deberían ser científicos, matemáticos, filósofos, en fin, cualquiera de este tipo de personas que pudieren llegar a cuestionar el status quo a través del análisis. No queremos análisis externo, ese trabajo nos corresponde a nosotros... La fama deberemos realzarla en los actores sociales más inofensivos que podamos encontrar, por caso deportistas, actrices, vedettes, etc., hasta llegar a crear una categoría específica que premie al famoso por la fama misma: el mediático. O sea la persona que es famosa por el sólo hecho de aparecer en los medios, con lo cual habremos completado el círculo perfecto de poder definir nosotros mismos el nivel de fama de tal o cual.
Al llegar a este punto, los medios se convertirán en la ruta más viable de llegar a pertenecer a esa escala en el darwinismo social que el estado mismo de las cosas le niega al ciudadano medio.
La fama llegará entonces por sí misma a detentar un valor supremo en nuestro tipo de organización social.
Creo que trabajando sobre estos 3 puntos principales, y generando las acciones que tiendan a su realización plena, tendremos el camino allanado para la instalación de la corpocracia como medio imbatible de organización social.
La descripción de las características deseables de la misma será el tema del próximo y último escrito, si no mediaran de su parte inquietudes anexas que impongan más documentos.
Saludos cordiales,
PD: Esto no quedará oficialmente en los escritos (espero), pero he decidido acortar los escritos de 7 a 6 en vistas de que el diferendo económico por el cual vengo reclamando desde el primer momento ni siquiera ha obtenido el mínimo comentario o respuesta de su parte. Si ustedes no cumplen con su parte, yo me veo en la obligación moral de no cumplir con la mía...
Con respecto al trabajo específico que sus medios deberían realizar para el establecimiento de un nuevo imaginario que lleve con el tiempo a la instalación de la corpocracia como modelo de ordenamiento social, definiré algunas acciones que deberían afrontar para ir transformando ciertos paradigmas:
1) Fortalecimiento de las sensaciones de inseguridad.
En este sentido no debemos quedarnos solamente con la obvia, o sea la seguridad que tiene que ver con los delitos. Debemos llevar la sensación de inseguridad a todos los órdenes de la vida privada. Esto es: inseguridad porque el Estado me robe lo mío, inseguridad por la estabilidad laboral, por la estabilidad económica, por el futuro, etc, etc, etc.
Debemos lograr que el ciudadano medio entre en un estado de miedo constante por perder lo que tiene, en todos lo ámbitos.
Para esto deberemos trabajar sobre el concepto de "ser", inclinando la balanza de lo espiritual a lo material. Lo espiritual es intangible, por lo tanto imposible de accionar sobre él, es lo verdaderamente privado... pero también es lo más trabajoso de adquirir. Por tanto ofreceremos modos más cómodos de ser, desde el escaparate de una tienda. Y con esto sí tendremos la masa base sobre la que trabajar el miedo a perder... lo material, que siempre es algo externo a nosotros, en contraposición con lo espiritual, que es algo interno e inseparable de nuestro ser. De nuevo el concepto de ser se vuelve alienado, algo que siempre será útil a nuestros fines...
Con ese sentimiento establecido, podremos operar con el bálsamo de nuestros discursos para apoyar uno u otro de nuestros candidatos, asegurando estabilidad.
Estabilidad debe convertirse en el sujeto supremo de nuestro discurso, asegurarles a los ciudadanos la tranquilidad sobre el presente y el futuro a partir de determinado candidato.
Todo lo que propenda al cambio, a la transformación, en fin, a la revolución constante que cualquier sociedad en constante evolución afronta, debe ser estigmatizado mediante el miedo.
2) El darwinismo socioeconómico como paradigma perfecto.
Punto ya abarcado en escritos anteriores. Lo privado y la autoregulación de lo privado que devendrá en beneficio de todos debe convertirse en el discurso dominante. Debemos convencer que la acción del Estado como contralor de lo privado distorsiona, no ayuda.
Idea fuerza:
Si lo privado funciona libremente, la dinámica tiende al mejoramiento constante por medio de la competencia libre, darwiniana, en la que la supervivencia del más fuerte mejora los productos y la realidad, derramando esos beneficios sobre el resto de la sociedad.
Si surgieran argumentaciones en contra de este principio, basados en que el lucro privado tiende a la acumulación de la riqueza y, por ende, a la desacumulación para la masa popular por razones matemáticas (si uno tiene cada vez más -dirán-, otros tendrán cada vez menos), deberemos hacerles entender que en este esquema darwinista, todos tienen derecho a llegar a la cima, haciendo que soporten su realidad cotidiana en la esperanza de que para ellos también hay posibilidades de llegar a "pertenecer" a la escala superior de la "cadena alimenticia" (los norteamericanos hemos trabajado insuperablemente este concepto, creando el paradigma del "American Dream").
3) Entronización del entretenimiento y la fama.
La fama será un espejo en el que los excluidos del sistema podrán apreciar las bondades del mismo. Es decir, que todos pueden acceder a ella al menos, como lo proclamara el artista Andy Warhol, por 15 minutos.
Deberemos darle a la "fama" el sentido más superfluo posible para que no sea resultado de alguna característica de tipo intelectual. Los famosos no deberían ser científicos, matemáticos, filósofos, en fin, cualquiera de este tipo de personas que pudieren llegar a cuestionar el status quo a través del análisis. No queremos análisis externo, ese trabajo nos corresponde a nosotros... La fama deberemos realzarla en los actores sociales más inofensivos que podamos encontrar, por caso deportistas, actrices, vedettes, etc., hasta llegar a crear una categoría específica que premie al famoso por la fama misma: el mediático. O sea la persona que es famosa por el sólo hecho de aparecer en los medios, con lo cual habremos completado el círculo perfecto de poder definir nosotros mismos el nivel de fama de tal o cual.
Al llegar a este punto, los medios se convertirán en la ruta más viable de llegar a pertenecer a esa escala en el darwinismo social que el estado mismo de las cosas le niega al ciudadano medio.
La fama llegará entonces por sí misma a detentar un valor supremo en nuestro tipo de organización social.
Creo que trabajando sobre estos 3 puntos principales, y generando las acciones que tiendan a su realización plena, tendremos el camino allanado para la instalación de la corpocracia como medio imbatible de organización social.
La descripción de las características deseables de la misma será el tema del próximo y último escrito, si no mediaran de su parte inquietudes anexas que impongan más documentos.
Saludos cordiales,
Nicholas McIavellow
Management Consulting
PD: Esto no quedará oficialmente en los escritos (espero), pero he decidido acortar los escritos de 7 a 6 en vistas de que el diferendo económico por el cual vengo reclamando desde el primer momento ni siquiera ha obtenido el mínimo comentario o respuesta de su parte. Si ustedes no cumplen con su parte, yo me veo en la obligación moral de no cumplir con la mía...
miércoles, 14 de marzo de 2012
Los Escritos Perdidos de Mr. Nicholas McIavellow - 4
Estimado CEO:
Continuando con las directivas para el trabajo sobre un nuevo imaginario social, me abocaré en este escrito a la deconstrucción del concepto de solidaridad, ya que debemos lograr que se ubique en el plano de lo privado, y que no resulte un concepto de construcción pública y social.
Siendo la definición de solidaridad: "Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros", debemos anclarnos fuertemente en la misma, ya que la acción solidaria siempre estará enfocada en los OTROS. Debemos dejar bien en claro que la solidaridad es algo que redunda en un bien AJENO, para el cual la gente sacrifica algo de lo PROPIO.
Si los personeros del populismo logran imponer la idea de que la solidaridad es la que conforma el entramado de una sociedad, el pueblo comprendería que el aporte al bienestar común redunda en un mayor bienestar propio, y esto, como Ud. se dará cuenta, echaría por tierra todo nuestro trabajo sobre el imaginario para lograr la aislación y alienamiento final de cada uno de los actores de la sociedad, ergo los ciudadanos.
Lo que debemos imponer desde nuestro lado de la trinchera es el concepto de que la solidaridad es otro más de los impuestos que deben pagar los ciudadanos para colaborar con la sociedad, pero en casos puntuales y voluntarios.
El concepto universal, social y compulsivo de la solidaridad debe ser combatido constantemente, y defenestrado sin descanso. El lema que deberíamos intentar imponer sería algo así como lo siguiente:
"Yo trabajo por lo mío y quiero lo mío, si el otro quiere algo que se lo gane como yo; no tengo por qué trabajar para que otro se lleve el fruto de mis labores."
Así, lograremos una descomposición en el tejido social en el cual el OTRO es cada vez más un enemigo que quiere apropiarse de lo mío, y del cual debo defenderme. Debemos deshumanizar al OTRO, debemos convertirlo en un desconocido que les dé miedo. Bien sabido es que el miedo hace malos a los seres humanos, y debemos impactar sobre las emociones de los mismos para lograr ese pánico por el otro, por el usurpador.
Por otro lado, debemos propender a la creación de instituciones por fuera del Estado que se apropien del trabajo solidario (podríamos llamarlas Organizaciones A-Estaduales, o algo así, ustedes son más expertos en desarrollar títulos y titulares que yo...), ya que al mismo tiempo deberíamos haber logrado, como hablamos en anteriores escritos, la desacreditación total (o casi) del Estado.
Estas instituciones determinarían cuáles acciones solidarias realizar, y les brindarían a los ciudadanos "vías de descompresión" de su realidad alienada y autista, permitiéndoles lograr la sensación de que sí pertenecen a un colectivo y que son buenas personas, altamente solidarias, que colaboran con la sociedad cuando ésta los necesita.
Estas "Acciones Solidarias Puntuales" alejarán el foco de la solidaridad de la construcción del entramado social, acto que al mismo tiempo, y de un solo golpe, beneficiará nuestros intereses y dificultará los del estado populista.
Al final del día, deberíamos lograr que la sociedad cambie totalmente su definición de la solidaridad, pasando de "construcción colectiva", a "sumatoria de individualidades", de lo "debido" a lo "elegido".
Como en anteriores premisas, habremos así logrado que no detecten lo "debido" de lo que les imponemos, y que opten por lo "elegido" que también le imponemos.
Así, gracias a nuestro trabajo discursivo sobre su imaginario, todo lo que le impongamos será obra de su elección, y lo que les imponga la convivencia social, será blanco de sus odios. Habrá llegado el momento en el que finalmente sean "hablados" por nosotros, y asistiremos así a la etapa final de la construcción de nuestro modelo social.
Seguiremos abordando estos últimos pasos en subsiguientes escritos.
Atte.,
PD: Como habrá visto, la demora en presentar este escrito estuvo dada por la reticencia de sus empleados a cumplir con los pactos acordados con Ud. Soy serio en mis obligaciones, espero sean igual de serios en las suyas...
Continuando con las directivas para el trabajo sobre un nuevo imaginario social, me abocaré en este escrito a la deconstrucción del concepto de solidaridad, ya que debemos lograr que se ubique en el plano de lo privado, y que no resulte un concepto de construcción pública y social.
Siendo la definición de solidaridad: "Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros", debemos anclarnos fuertemente en la misma, ya que la acción solidaria siempre estará enfocada en los OTROS. Debemos dejar bien en claro que la solidaridad es algo que redunda en un bien AJENO, para el cual la gente sacrifica algo de lo PROPIO.
Si los personeros del populismo logran imponer la idea de que la solidaridad es la que conforma el entramado de una sociedad, el pueblo comprendería que el aporte al bienestar común redunda en un mayor bienestar propio, y esto, como Ud. se dará cuenta, echaría por tierra todo nuestro trabajo sobre el imaginario para lograr la aislación y alienamiento final de cada uno de los actores de la sociedad, ergo los ciudadanos.
Lo que debemos imponer desde nuestro lado de la trinchera es el concepto de que la solidaridad es otro más de los impuestos que deben pagar los ciudadanos para colaborar con la sociedad, pero en casos puntuales y voluntarios.
El concepto universal, social y compulsivo de la solidaridad debe ser combatido constantemente, y defenestrado sin descanso. El lema que deberíamos intentar imponer sería algo así como lo siguiente:
"Yo trabajo por lo mío y quiero lo mío, si el otro quiere algo que se lo gane como yo; no tengo por qué trabajar para que otro se lleve el fruto de mis labores."
Así, lograremos una descomposición en el tejido social en el cual el OTRO es cada vez más un enemigo que quiere apropiarse de lo mío, y del cual debo defenderme. Debemos deshumanizar al OTRO, debemos convertirlo en un desconocido que les dé miedo. Bien sabido es que el miedo hace malos a los seres humanos, y debemos impactar sobre las emociones de los mismos para lograr ese pánico por el otro, por el usurpador.
Por otro lado, debemos propender a la creación de instituciones por fuera del Estado que se apropien del trabajo solidario (podríamos llamarlas Organizaciones A-Estaduales, o algo así, ustedes son más expertos en desarrollar títulos y titulares que yo...), ya que al mismo tiempo deberíamos haber logrado, como hablamos en anteriores escritos, la desacreditación total (o casi) del Estado.
Estas instituciones determinarían cuáles acciones solidarias realizar, y les brindarían a los ciudadanos "vías de descompresión" de su realidad alienada y autista, permitiéndoles lograr la sensación de que sí pertenecen a un colectivo y que son buenas personas, altamente solidarias, que colaboran con la sociedad cuando ésta los necesita.
Estas "Acciones Solidarias Puntuales" alejarán el foco de la solidaridad de la construcción del entramado social, acto que al mismo tiempo, y de un solo golpe, beneficiará nuestros intereses y dificultará los del estado populista.
Al final del día, deberíamos lograr que la sociedad cambie totalmente su definición de la solidaridad, pasando de "construcción colectiva", a "sumatoria de individualidades", de lo "debido" a lo "elegido".
Como en anteriores premisas, habremos así logrado que no detecten lo "debido" de lo que les imponemos, y que opten por lo "elegido" que también le imponemos.
Así, gracias a nuestro trabajo discursivo sobre su imaginario, todo lo que le impongamos será obra de su elección, y lo que les imponga la convivencia social, será blanco de sus odios. Habrá llegado el momento en el que finalmente sean "hablados" por nosotros, y asistiremos así a la etapa final de la construcción de nuestro modelo social.
Seguiremos abordando estos últimos pasos en subsiguientes escritos.
Atte.,
Nicholas MacIavellow
Management Consulting
PD: Como habrá visto, la demora en presentar este escrito estuvo dada por la reticencia de sus empleados a cumplir con los pactos acordados con Ud. Soy serio en mis obligaciones, espero sean igual de serios en las suyas...
martes, 6 de marzo de 2012
Los Escritos Perdidos de Mr. Nicholas McIavellow - 3
Estimado CEO:
Continuando con los conceptos vertidos en el anterior escrito, me abocaré aquí a un punto esencial en la implantación de un nuevo imaginario colectivo: el detrimento de lo público.
Debemos instalar la conciencia de que la ciudadanía se resume al trabajo individual (aporte por medio del trabajo), la contribución con el Estado por medio de los impuestos y la protección de los bienes privados. Todo lo público debe ser apuntado como una tierra de pocos en las que esos pocos lucran para el privado propio y no para el bien general. La corrupción debe ser instalada como un standard y no como una excepción; debemos invertir la carga de la prueba en este punto: todos los actores de lo público son corruptos hasta que se demuestre lo contrario, y ni así siquiera... Ese es el discurso que debemos imponer si queremos tener éxito. Así, lograremos un divorcio definitivo entre los actores individuales y las construcciones colectivas.
Es indispensable que los individuos estén abocados la mayor cantidad de tiempo a las labores de rédito privado y que el esfuerzo en tales labores sean cada vez más extenuantes, para que el devenir cotidiano de las mismas dejen sin fuerzas a los ciudadanos para encarar tareas adicionales.
Basado en esta premisa, las acciones propuestas son las siguientes:
1) Flexibilización paulatina de las pautas laborales, que logren que los trabajadores realicen sus tareas más allá de lo saludablemente aconsejable.
2) Refuerzo del concepto del consumo, que eleve los stándares de lo que es suficiente para lograr un estado de bienestar personal, y a su vez eleve la vara económica de ese bienestar.
3) Entronamiento del entretenimiento como descanso de ese pesar que deviene de las tareas que implican los puntos anteriores.
Estas acciones deberían retroalimentarse entre ellas.
Si logramos estos objetivos, tendremos a disposición una masa de personas agotadas, estresadas y cuyo único objetivo es llegar a sus casas (cansados del trabajo) para poder disfrutar de algún tipo de entretenimiento, sin fuerzas extra como para pensar en la construcción de algún colectivo que mejore la vida de la sociedad toda y, por ende, de la propia.
De esta forma, no les quedará otra alternativa que depositar la mejora del bienestar propio en manos ajenas que posean las fuerzas necesarias para realizar esas tareas de construcción, que ellos mismos ya no tendrán porque el sistema todo se las quita. No tendrán tiempo de leer, de trabajar colectivamente, de formarse para la acción ciudadana, etc. Así, depositarán en nuestras manos el ofrecimiento de soluciones externas que a ellos no les quedará más que aceptar, porque ni siquiera tendrán fuerza de espíritu para pensar en tomar acción por mano propia.
Desde este punto podemos comenzar a construir un imaginario de lo privado como mejor que lo público, ya que lo privado (la protección de lo propio conseguido gracias a su esfuerzo cada vez más pronunciado) ya formará parte de sus vidas, y lo público comenzará a ser visto con odio porque es aquello lo que (y aquí debemos ir desarrollando discursos que tiendan a la implantación de este concepto) les extrae el fruto de su trabajo para sostener todo un sistema de latrocinio.
Así evitaremos que vean a la sociedad como una construcción comunitaria, y la vean definitivamente como la suma de individualidades sin otra organización que la de un sistema corrupto y orientado al robo y la exacción de SUS bienes privados. En ese punto la mayoría de nuestro trabajo ya estará hecho...
Lo único público que debemos lograr que permanezca es la opinión, que denominaremos "opinión pública", pero que en realidad serán relatos establecidos por nosotros mismos.
La opinión no cambia, la opinión no transforma, la opinión no construye, la opinión es el acto de un ajeno que no participa en la acción.
Entonces debemos lograr que la única acción pública que ejerzan los ciudadanos sea la opinión. Y más cuando esa opinión, ese relato, no será de producción propia de ellos, si no nuestra. Pensarán que están actuando, pero estarán siendo actuados por nosotros mismos.
A esto deberá sumarse el trabajo sobre el concepto de solidaridad, tema que abordaré (espero) en el próximo escrito.
Atte.,
PD: El (espero) de mi último párrafo tiene que ver con que todavía seguimos con una discordancia en los términos de los pagos... no es el valor que habíamos arreglado... apelo a su buena voluntad para solucionar definitivamente este problema ya que, como usted verá, el mismo no ha impedido que le siga presentando mis escritos.
Continuando con los conceptos vertidos en el anterior escrito, me abocaré aquí a un punto esencial en la implantación de un nuevo imaginario colectivo: el detrimento de lo público.
Debemos instalar la conciencia de que la ciudadanía se resume al trabajo individual (aporte por medio del trabajo), la contribución con el Estado por medio de los impuestos y la protección de los bienes privados. Todo lo público debe ser apuntado como una tierra de pocos en las que esos pocos lucran para el privado propio y no para el bien general. La corrupción debe ser instalada como un standard y no como una excepción; debemos invertir la carga de la prueba en este punto: todos los actores de lo público son corruptos hasta que se demuestre lo contrario, y ni así siquiera... Ese es el discurso que debemos imponer si queremos tener éxito. Así, lograremos un divorcio definitivo entre los actores individuales y las construcciones colectivas.
Es indispensable que los individuos estén abocados la mayor cantidad de tiempo a las labores de rédito privado y que el esfuerzo en tales labores sean cada vez más extenuantes, para que el devenir cotidiano de las mismas dejen sin fuerzas a los ciudadanos para encarar tareas adicionales.
Basado en esta premisa, las acciones propuestas son las siguientes:
1) Flexibilización paulatina de las pautas laborales, que logren que los trabajadores realicen sus tareas más allá de lo saludablemente aconsejable.
2) Refuerzo del concepto del consumo, que eleve los stándares de lo que es suficiente para lograr un estado de bienestar personal, y a su vez eleve la vara económica de ese bienestar.
3) Entronamiento del entretenimiento como descanso de ese pesar que deviene de las tareas que implican los puntos anteriores.
Estas acciones deberían retroalimentarse entre ellas.
Si logramos estos objetivos, tendremos a disposición una masa de personas agotadas, estresadas y cuyo único objetivo es llegar a sus casas (cansados del trabajo) para poder disfrutar de algún tipo de entretenimiento, sin fuerzas extra como para pensar en la construcción de algún colectivo que mejore la vida de la sociedad toda y, por ende, de la propia.
De esta forma, no les quedará otra alternativa que depositar la mejora del bienestar propio en manos ajenas que posean las fuerzas necesarias para realizar esas tareas de construcción, que ellos mismos ya no tendrán porque el sistema todo se las quita. No tendrán tiempo de leer, de trabajar colectivamente, de formarse para la acción ciudadana, etc. Así, depositarán en nuestras manos el ofrecimiento de soluciones externas que a ellos no les quedará más que aceptar, porque ni siquiera tendrán fuerza de espíritu para pensar en tomar acción por mano propia.
Desde este punto podemos comenzar a construir un imaginario de lo privado como mejor que lo público, ya que lo privado (la protección de lo propio conseguido gracias a su esfuerzo cada vez más pronunciado) ya formará parte de sus vidas, y lo público comenzará a ser visto con odio porque es aquello lo que (y aquí debemos ir desarrollando discursos que tiendan a la implantación de este concepto) les extrae el fruto de su trabajo para sostener todo un sistema de latrocinio.
Así evitaremos que vean a la sociedad como una construcción comunitaria, y la vean definitivamente como la suma de individualidades sin otra organización que la de un sistema corrupto y orientado al robo y la exacción de SUS bienes privados. En ese punto la mayoría de nuestro trabajo ya estará hecho...
Lo único público que debemos lograr que permanezca es la opinión, que denominaremos "opinión pública", pero que en realidad serán relatos establecidos por nosotros mismos.
La opinión no cambia, la opinión no transforma, la opinión no construye, la opinión es el acto de un ajeno que no participa en la acción.
Entonces debemos lograr que la única acción pública que ejerzan los ciudadanos sea la opinión. Y más cuando esa opinión, ese relato, no será de producción propia de ellos, si no nuestra. Pensarán que están actuando, pero estarán siendo actuados por nosotros mismos.
A esto deberá sumarse el trabajo sobre el concepto de solidaridad, tema que abordaré (espero) en el próximo escrito.
Atte.,
Nicholas McIavellow
Management Consulting
PD: El (espero) de mi último párrafo tiene que ver con que todavía seguimos con una discordancia en los términos de los pagos... no es el valor que habíamos arreglado... apelo a su buena voluntad para solucionar definitivamente este problema ya que, como usted verá, el mismo no ha impedido que le siga presentando mis escritos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)