Tema del Día

viernes, 6 de abril de 2012

El que odia

El que odia no te escucha, porque ya decidió que quiere odiar antes de arrancar a hablar.


El que odia no te escucha, espera el bache para seguir trasmitiéndote su odio.


El que odia no te escucha, busca la grieta en la que pueda insertar su odio para romper, para partir, para destruir.


El que odia no dialoga, busca imponer.


El que odia nunca se va a retractar, porque retractarse abriría un horizonte de construcción conjunta que su odio impide.


El que odia quisiera ver al otro eliminado, sólo quisiera escuchar sus ideas replicadas en los demás. Cualquier disonancia debería ser eliminada, porque la idea enfrentada obliga a pensar.


El que odia odia pensar, odia repensar, odia siquiera la idea de replantear la mínima unidad de su pensamiento.


El que odia se regodea en la redondez de su pensamiento, en la perfección de su construcción, en la pétrea estructura del mismo, que obviamente por pétrea y por perfecta todos deben aceptar.


El que odia quisiera vivir en un mundo uniforme, calmo y estable. El que odia odia la inestabilidad, y hará cualquier cosa por sostenerla, hasta avalar la muerte.


El que odia prefiere avalar la paz de los cementerios al caos de la vida, por eso avala la muerte bajo la consigna de "por algo lo habrán matado".


El que odia, empero, no se pregunta "por algo lo habrán matado" cuando matan a uno de los suyos. Para el que odia la muerte ajena es justa, la propia merece ser equilibrada con la muerte de un ajeno, al menos.


El que odia odia porque los otros merecen su odio, porque son otros, no son ellos.


A los que odian no los odio, los entiendo... porque soy uno de ellos a veces, porque me desequilibro, porque no escucho, porque no comprendo, porque a veces odio.


Y yo odio odiar, porque cuando odio soy todo lo que ya dije, y son en esos momentos en los que aplico en la sinfonía una nota que desarmoniza la composición.


Perdón por mis odios.


Los quiero mucho.


Nos estamos escuchando.

3 comentarios:

  1. Dicen que al amor mueve montañas... las mismas que el odio destruye... a veces odiar no es una opción sino una imposición... si no odiás tal cosa entonces son parte de esa cosa y eso está MAL entonces HAY que odiar esa cosa que no queremos SER... es como si contagiara y entonces es preferible odiarla a mancharse con ella... y volvemos a lo mismo de siempre, el otro y nosotros en lugar de ser un NOSOTROS general... y esto corre para TODOS y en todos los aspectos de la vida... pero el odio enferma, debilita, corrosiona, no hace bien, genera tristeza... si das odio, te vuelve odio y no está bueno vivir así... ojalá todos pudiéramos dejar de odiar... las cosas se ven y se sienten diferentes...

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