A la corrupción nos la muestran de entrada ya, como para que nos quede claro que es parte de nuestra misma naturaleza. Y allá va Eva a darle al diente a la manzana y a mandar el Paraíso al Infierno, de una, porque así somos, no nos podemos conformar con lo que nos da Dios, queremos ser como Dios, ergo siempre queremos ser más.
Todos los días nos instalan desde los medios que los gobiernos son por definición corruptos, que la sociedad es corrupta, pero algo me llama siempre la atención: nunca dicen "señor, señora, usted es un corrupto, nosotros somos corruptos, la verdad es ésa". Es como la famosa encuesta en la que el 100% responde con un SI a la pregunta "¿la sociedad es corrupta?" y el mismo 100% con un NO a "¿usted es corrupto?".
La corrupción debe ser instalada como parte del sistema todo. Si la percepción de la corrupción es alta, el nivel de autoexigencia es bajo, es decir que todo está permitido porque en líneas generales todo se permite, por lo que si yo no entro en ese sistema, soy un idiota. Y ahí está la madre del borrego: no somos corruptos por corruptos, somos corruptos para no ser idiotas. Lo cual, como se imaginarán, le otorga a nuestras almas una tranquilidad impagable... pero sobornable.
La realidad es que la corrupción abona al sistema, porque blanquea prácticas privadas aplicándoselas a lo público. Así asumimos que el ejercicio de la función pública es inseparable de la corrupción, y más aún, deseable. Cito aquí a Mariano Grondona, una de las plumas del liberalismo de mi país:
"En defensa de Moreno (NA: Secretario de Comercio de Argentina), algunos señalan que no se le conoce un solo caso de la corrupción que plaga a otros segmentos del Estado. Pero una vez el politólogo Samuel Huntington señaló, en una observación que bordeaba el cinismo, que hay una sola cosa peor que un régimen económico asfixiante y corrupto: un régimen económico asfixiante y no corrupto porque, en este caso, ya no queda ningún resquicio por donde escapar. Un condenado injustamente a muerte por un régimen opresor, ¿no preferiría sobornar, si pudiera, a su verdugo?".
Por tanto, se define a la corrupción como elemento deseable por los que ejercen los poderes fácticos, para poder saltear las "injusticias del régimen opresor". Siendo la definición de qué es un régimen opresor tan laxas como lo son las subjetividades de quienquiera. Por caso estas plumas definen a un gobierno elegido por el 54% de la población como régimen opresor. Esto es, la democracia es más democracia cuando se vota lo que yo quiero. Todo esto dentro del esquema del vale todo que la generalización de la corrupción plantea, ya que en dicho esquema las reglas tienden a flexibilizarse.
Las reglas están para ser cumplidas, si no gustan se acciona para cambiarlas siguiendo las mismas reglas que la sociedad impone. Si se elige la democracia como sistema, se ajustan las acciones individuales y colectivas a ese sistema, no se las saltea...
Cuando comprendamos cabalmente que la regla de que el otro importa tanto como yo es la que regula una democracia sana, empezaremos a construir una sociedad más inclusiva y respetuosa. Ya lo decía un gran líder que murió en la cruz: "ama al prójimo como a tí mismo". Dicho de otro modo... la caridad bien entendida empieza por casa. El cambio verdadero empieza por las bases, no por la cúpula, ya que la cúpula no es más ni menos que el emergente de las bases.
Los quiero mucho.
Hasta mañana.
Es necesario instalar la idea de la corrupción en la política para seguir despolitizando al pueblo, sino se les cae toda la estructura que vienen montando desde hace décadas. Asociando la palabra corrupción a la política logran que política sea una mala palabra, entonces para qué meterse en eso que es tan sucio y que no mejora las cosas más que para los que la practican. Como si los políticos fueran una raza diferente o vinieran de otro planeta.
ResponderEliminarY es tan profundo lo que se ha metido en el pueblo esa idea, que todos, todos, en algún punto y alguna vez pensamos eso de que "si lo hacen ellos por qué no lo voy a hacer yo" y por otro lado nos convencemos de que como no somos políticos, no somos corruptos... ambas ideas obviamente erróneas aunque contrapuestas... es tan corrupto el político que acepta una coima como el tipo que se cuelga del cable pudiendo pagarlo y lo cuenta como una gracia, como que está bien porque él no está cagando al Estado como el político corrupto, sino que está cagando a una empresa privada... pero eso también es corrupción aunque intenten disfrazarla de otra cosa.
Sigue siendo parte de la lucha cultural el cambiar este concepto, esta mentalidad, y hacer las cosas de otra manera, simplemente viendo al prójimo como si fuera uno mismo y cambiando el "tienen que hacer" por el "hagamos".
Hace más de una año nos planteamos qué podíamos hacer para modificar ciertas realidades en el barrio y fue así como decidimos que la única forma era la política y militando por nuestro territorio... es un buen ejercicio cuando algo nos molesta, preguntarnos qué podemos hacer para modificar eso y que sea mejor para todos, no sólo para nosotros mismos... la solidaridad, el compromiso, son valores que estaban en desuso y que no se planteaban nunca como parte de la política, y eso es lo que esta nueva forma de hacer política que estamos implementando retoma y levanta como banderas. Por eso coincido que el cambio verdadero empieza por esas bases que el día de mañana serán lo cúpula. Sigamos trabajando para que las bases y la cúpula sean mejores cada día!