Tema del Día

martes, 1 de mayo de 2012

Modelos en pugna

Se suele citar a Adam Smith como el padre del pensamiento liberal en la economía. En "La Riqueza de las Naciones" (1776), plantea que el mejor esquema para el desarrollo pleno de las potencialidades de una sociedad es la "mano invisible" del mercado, con intervención mínima del gobierno:



"Adam Smith es el gran panegirista de la libertad económica; para él es inútil la intervención del Estado, que habían predicado los mercantilistas; el orden se establece por sí mismo, por el juego de la oferta y la demanda. Si un producto es solicitado sube el precio y se favorece su elaboración, con lo que todo vendedor es retribuido según la importancia de los servicios que presta; la actividad concurrente garantiza el orden, la justicia y el progreso de la sociedad.

La llamada doctrina del laissez faire llena una etapa del pensamiento y de la actividad económica. En su base se esconde una glorificación de la libertad: el mercado se regula por libre concurrencia, el trabajador elige libremente su trabajo, la mano de obra se desplaza libremente, el contrato de trabajo es un acuerdo libre entre patronos y obreros.

El papel del Estado se reduce a defender la libertad de una actividad económica autónoma de cualquier regulación política. Los críticos de la escuela clásica distinguieron, como Sismondi, entre la libertad teórica y la real, que suponía igualdad." (1)

Llevado al plano del intercambio comercial entre naciones, afirma que:

"...el principio de la ventaja absoluta que afirma que las naciones deben renunciar a las actividades económicas donde no tienen una ventaja absoluta en su producción respecto a los demás países, y especializarse en hacer aquellas actividades donde tienen ventaja absoluta en comparación a las demás.

De este modo, se lograría a nivel mundial un mayor volumen de producción, mejor calidad en lo producido y sobre todo, un uso más eficiente de los recursos insumos que se utilizan en la producción.



Con lo anterior se tiene que las naciones deben procurar una especialización internacional del trabajo y de la producción. De ahí se deriva que desde el liberalismo se empiece a hablar de la división internacional del trabajo.

David Ricardo por su parte aporta otro concepto complementario del primero, la llamada ventaja comparativa, que sustenta que una nación con abierta desventaja absoluta en su producción nacional, no obstante puede sacar provecho del comercio internacional si se especializa en aquello donde es menor su desventaja.


Estos dos conceptos fueron claves para el sustento del librecambismo decimonónico y del pensamiento liberal. Las naciones deben procurar el comercio internacional para que sus procesos de producción sean lo más eficientes posibles.
" (2)


Sin embargo, tiempo después John Stuart Mill propone lo siguiente:

"...una nación con atraso tecnológico y desventaja absoluta en el comercio internacional, bien puede cerrarse y establecer un sistema autárquico, de tal modo que los mercados aislados permiten la formación de empresas monopólicas, y éstas con sus altas utilidades pueden hacer fuertes inversiones en innovaciones que les ayude a poner a la altura de la competencia internacional y supere el rezago tecnológico. En este momento la nación entonces puede abrirse al comercio exterior con capacidad competitiva." (2)

Este es el marco teórico sobre el que trabajaré en mi próxima entrada, sobre lo que pienso en cuanto a la regulación o no de las variables económicas internas y de intercambio.


1 comentario:

  1. Interesante resumen para comenzar a discutir sobre el tema. Espero ansiosa la próxima entrega.

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