Ahora bien, tampoco la
cosa iba por ahí en lo que me puse a pensar… sino en una analogía, un paralelo.
Parece ser que los seres humanos tendemos a buscar tranquilidad en el hallazgo
de leyes que le den a la vida entera un viso de previsibilidad. Así
desarrollamos la matemática, la física… y la teoría de las relaciones humanas,
je. JE JE JE.
Vamos por partes:
1)
Matemáticas:
Cito una película, Los Crímenes de Oxford. La trama y la película acá poco
interesan (de hecho no es de lo mejor que he visto ni mucho menos), sino que
uno de los protagonistas, en un momento, plantea que los famosos Test de
Inteligencia (IQ Tests) muchas veces presentan como medidor secuencias a
completar. Esas secuencias tendrían infinitas soluciones… sólo hay que ponerse
a buscar relaciones secuenciales entre los términos. O sea, no hay UNA SOLA
MANERA de resolverlos. He aquí la primera explosión de paradigma.
2)
Física: A
medida que la física se mezcló con la astronomía, y a su vez empezó a ir cada
vez más hacia lo pequeño, los paradigmas de la física newtoniana, e incluso la
relativista, se fueron al demonio. Los físicos están desconcertadísimos, la
física cuántica no es más que una teoría llena de huecos que no cierra por
ningún lado: partículas que desaparecen y vuelven a aparecer, un universo en
constante expansión cuando tendría que tender a desacelerar y volver a su punto
de origen, materia en el universo cuando debería haber colapsado todo en una
anulación de materia y antimateria… en fin, no le encuentran explicación a casi
nada de lo macro y lo micro de nuestro cosmos.
3)
Las
relaciones humanas: bueno, qué decir… tirá la buena que vuelve, el karma, dar
para recibir, nunca te entregues del todo porque se van a reír de vos, el amor
es generoso, etc, etc, etc. ¿Alguien puede seriamente presentar un libro que
nos dé la clave de cómo generar, mantener y hacer crecer buenas relaciones?
¿Existen los manuales que nos eximan a los padres de no arruinarla con los
hijos? ¿Realmente el mundo del amor se trata de un qui pro quo?
Y así la cosa, parece que
cuando más nos ponemos a analizar el mundo que nos rodea, en general, la cosa
se pone cada vez más relativa, más carente de estructuras de las que agarrarse
para no sentirse tan a la deriva. ¿Pero no nos rendimos nunca no? Los
matemáticos tratando de resolver los problemas en apariencia irresolubles, los
físicos desarrollando nuevas teorías y construyendo aparatos para probarlas, y
yo, bueno… tratando de entender lo inentendible… Porque, al fin y al cabo, y
eso nos define a todos como humanos, la ilusión… (¡sí, vamos, por una vez
completemos a unísono, usemos un cliché y sintamos que no todo es
imprevisible!) es lo último que se pierde.
Reflexiónenlo.
Los quiero mucho, nos vemos...
Reflexiónenlo.
Los quiero mucho, nos vemos...
"Lo que nos define como humanos:Ilusion", Buena esa..Totalmente de acuerdo, la busqueda de ese "nose que" es lo que nos hace sentirnos vivos y seguir evolucionando. El encontrar "La pomada canaria" como decimos por aca.. . . Esa solucion.definitiva que.nos diga como vivir, explicar y solucionar todo. MEGUSTO EL BLOG.CLAU
ResponderEliminarEl refrán en realidad dice que "la esperanza es lo último que se pierde", pero bueno, digamos que en este caso aplica igual. No sé por qué ese empeño del ser humano de explicar todo racionalmente o con el hemisferio izquierdo, volviendo siempre a los primeros de tus blogs. Es como si la previsibilidad diera cierta tranquilidad a eso tan incierto que es la vida. Yo siempre digo que una de las cosas que me admira de la vida, o al menos de la mía, es que cuando me levanto nunca sé cómo terminará el día. A veces eso es bueno, otras no tanto, pero es lo que le da el gusto en cierta forma. Quizás muchos busquen o busquemos la previsibilidad para estar más tranquilos de saber cómo serán las cosas, para programar, para organizar, pero también a veces está bueno que las cosas surjan y dejarse llevar. Y esa esperanza o ilusión de que las cosas pueden mejorar, pueden cambiar, puede ir mejor, es lo que nos impulsa cada día a seguir para adelante. Pero nunca nos olvidemos de disfrutar el presente, esos momentos únicos que nos regala la vida, e intentar conectar con ese presente. Una mirada, una caricia, unos mates, un juego, una película, esas pequeñas/grandes cosas que nos hacen bien.
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