Como le prometía en mi anterior escrito, aquí le apunto algunas ideas-fuerza sobre las que trabajar de cara a la construcción de un imaginario colectivo que dé por tierra a la política como medio de transformación del statu quo y nos allane el camino para la creación de un nuevo paradigma sociopolítico, la corpocracia.
Y aclaro, aunque no haga falta, que entre ustedes y nosotros sí hay que hablar de política, porque al fin y al cabo, ¿qué estamos haciendo nosotros implementando estos procedimientos si no política? Pero eso es algo que debe ser entendido por nosotros, aunque no por el vulgo, que debe, al final de este proceso, terminar por abominar la "P-word"...
1) La política es el medio por el cual algunos "vivos" se separan de la sociedad para vivir de ella.
Para el logro de la instalación de este concepto, es perentorio crear un clima que asegure que los mismos no viven la vida del ciudadano común, ergo: no tienen familia (y si la tienen debemos convertirla en parte de la "clase política"), no conocen la calle, no conocen la realidad del ciudadano medio, en fin... son personas que se han alienado absolutamente de la sociedad. Y si hubieren políticos que sí lo hicieran, y principalmente lo son quienes realizan acciones militantes en el terreno, éstos deberán ser marcados como personas en transición que hacen lo que hacen como un paso intermedio para posteriormente sí, finalmente y llegados al puesto buscado, robar de las arcas del Estado. Esto nos lleva a otro importante punto:
2) El Estado es un ente ajeno, que no pertenece al pueblo, sino que vive de él.
Aquí hay que trabajar con mucha delicadeza ya que lo que nos proponemos instalar es, por definición, contradictorio. Si logramos que los ciudadanos se quejen porque los políticos usan al Estado para su beneficio y no para el del pueblo que es el que debería beneficiarse de las acciones del Estado, corremos el peligro de que la "gente" (otro término que debemos utilizar en desmedro del peligrosamente popular término "pueblo") se dé cuenta de que el Estado son ellos mismos, dentro de este sistema todavía imperfecto llamado democracia. Si así lo percibieren, corremos el riesgo de que actores populares pretendan ingresar en la política y así ampliarían las bases de la democracia participativa, cosa que, como usted podrá darse cuenta, no nos es favorable en absoluto. Por tanto debemos hacerles entender que:
3) El Estado es un grupo de elite de personas que manejan la vida del común de los ciudadanos.
Si logramos instalar este concepto, unido a la idea de que la participación popular sólo está dada por la emisión del voto cada X años, habremos comenzado a instalar el paradigma que el día de mañana nos llevará al poder sin muchas restricciones en cuanto a las posibilidades de acción: los que mejor pueden manejar nuestra vida común son los que mejor administran, o sea los que mejor se han capacitado para administrar, ergo: las corporaciones. Obviamente, no presentaremos el silogismo así, despojado de eufemismos, porque años de populismo han instalado una idea contraria a nuestros intereses en el imaginario colectivo: las corporaciones también son instituciones alienadas de la sociedad. No enfocan sus acciones en los seres humanos sino en la maximización de las ganancias, dentro de las cuales el factor humano es una variable más... Por cierto que usted y yo sabemos que no es cierto, pero debemos luchar contra ese sayo.
Para lograr instalar la idea definitiva de cuál es el tipo de manejo del Estado que más le conviene a la sociedad, tendremos que trabajar sobre el campo de lo público vs. lo privado, que se ancla en el punto 3) previamente descripto, y nos llevará al punto 4), ítem sobre el que me explayaré en el próximo escrito.
Suyo incondicionalmente,
Nicholas MacIavellow
Management Consulting
PD: El pago reclamado en el anterior escrito me ha llegado, aunque no con los valores que habíamos acordado estimado amigo... ¿Podría por favor revisar qué es lo que ha pasado con el mismo? Desde ya, mi más sincero agradecimiento por las gestiones...
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