Tema del Día

domingo, 29 de abril de 2012

Las Viejas Escaleras

A mi hermano que cree en los locos, y a Ari que piensa que los locos no tienen seguidores...


Empecé a subir las escaleras, las viejas escaleras, por el medio, rápido.


En los primeros escalones no lo noté. Claro, esos no tenían nada de especiales.


Después sí.


El medio de los escalones estaba casi nuevo, con las ranuras antideslizantes casi inmaculadas.


Los costados no, estaban desgastados, hundidos.


Los costados estaban cerca de las barandas.


Entonces comprendí.


Naturalmente tendemos a circular por los espacios de confort, aquellos que nos brindan más seguridad de llegar a destino.


Sólo una minoría explora ese medio, alejado de las barandas, la zona inestable.


Cuando las fuerzas ya no son tan confiables, cuando las dudas aparecen, cuando los escalones se van sumando...


Ese terreno, el del medio, el menos explorado, es el terreno de los emprendedores.


El de la incertidumbre.


El de los temores.


Donde ya no competimos con otros, porque los otros suben agarrados de las barandas, despacio, seguros.


Competimos con nosotros mismos. Y allí aprendemos a caminar sin barandas, sin bastones.


Vamos aferrados sólo a nuestras ganas, nuestra fe, nuestra enjundia, nuestro indispensable grado de inconsciencia, o llámenla conciencia superadora, así no les suena tanto a locura...


Pero por el medio van los locos, lamento decirles...


Y a ellos les pertenece ese camino inexplorado.


El del futuro.

martes, 10 de abril de 2012

Corrupción y Sistema

A la corrupción nos la muestran de entrada ya, como para que nos quede claro que es parte de nuestra misma naturaleza. Y allá va Eva a darle al diente a la manzana y a mandar el Paraíso al Infierno, de una, porque así somos, no nos podemos conformar con lo que nos da Dios, queremos ser como Dios, ergo siempre queremos ser más.


Todos los días nos instalan desde los medios que los gobiernos son por definición corruptos, que la sociedad es corrupta, pero algo me llama siempre la atención: nunca dicen "señor, señora, usted es un corrupto, nosotros somos corruptos, la verdad es ésa". Es como la famosa encuesta en la que el 100% responde con un SI a la pregunta "¿la sociedad es corrupta?" y el mismo 100% con un NO a "¿usted es corrupto?".


La corrupción debe ser instalada como parte del sistema todo. Si la percepción de la corrupción es alta, el nivel de autoexigencia es bajo, es decir que todo está permitido porque en líneas generales todo se permite, por lo que si yo no entro en ese sistema, soy un idiota. Y ahí está la madre del borrego: no somos corruptos por corruptos, somos corruptos para no ser idiotas. Lo cual, como se imaginarán, le otorga a nuestras almas una tranquilidad impagable... pero sobornable.


La realidad es que la corrupción abona al sistema, porque blanquea prácticas privadas aplicándoselas a lo público. Así asumimos que el ejercicio de la función pública es inseparable de la corrupción, y más aún, deseable. Cito aquí a Mariano Grondona, una de las plumas del liberalismo de mi país:


"En defensa de Moreno (NA: Secretario de Comercio de Argentina), algunos señalan que no se le conoce un solo caso de la corrupción que plaga a otros segmentos del Estado. Pero una vez el politólogo Samuel Huntington señaló, en una observación que bordeaba el cinismo, que hay una sola cosa peor que un régimen económico asfixiante y corrupto: un régimen económico asfixiante y no corrupto porque, en este caso, ya no queda ningún resquicio por donde escapar. Un condenado injustamente a muerte por un régimen opresor, ¿no preferiría sobornar, si pudiera, a su verdugo?".


Por tanto, se define a la corrupción como elemento deseable por los que ejercen los poderes fácticos, para poder saltear las "injusticias del régimen opresor". Siendo la definición de qué es un régimen opresor tan laxas como lo son las subjetividades de quienquiera. Por caso estas plumas definen a un gobierno elegido por el 54% de la población como régimen opresor. Esto es, la democracia es más democracia cuando se vota lo que yo quiero. Todo esto dentro del esquema del vale todo que la generalización de la corrupción plantea, ya que en dicho esquema las reglas tienden a flexibilizarse.


Las reglas están para ser cumplidas, si no gustan se acciona para cambiarlas siguiendo las mismas reglas que la sociedad impone. Si se elige la democracia como sistema, se ajustan las acciones individuales y colectivas a ese sistema, no se las saltea...


Cuando comprendamos cabalmente que la regla de que el otro importa tanto como yo es la que regula una democracia sana, empezaremos a construir una sociedad más inclusiva y respetuosa. Ya lo decía un gran líder que murió en la cruz: "ama al prójimo como a tí mismo". Dicho de otro modo... la caridad bien entendida empieza por casa. El cambio verdadero empieza por las bases, no por la cúpula, ya que la cúpula no es más ni menos que el emergente de las bases.


Los quiero mucho.


Hasta mañana.

viernes, 6 de abril de 2012

El que odia

El que odia no te escucha, porque ya decidió que quiere odiar antes de arrancar a hablar.


El que odia no te escucha, espera el bache para seguir trasmitiéndote su odio.


El que odia no te escucha, busca la grieta en la que pueda insertar su odio para romper, para partir, para destruir.


El que odia no dialoga, busca imponer.


El que odia nunca se va a retractar, porque retractarse abriría un horizonte de construcción conjunta que su odio impide.


El que odia quisiera ver al otro eliminado, sólo quisiera escuchar sus ideas replicadas en los demás. Cualquier disonancia debería ser eliminada, porque la idea enfrentada obliga a pensar.


El que odia odia pensar, odia repensar, odia siquiera la idea de replantear la mínima unidad de su pensamiento.


El que odia se regodea en la redondez de su pensamiento, en la perfección de su construcción, en la pétrea estructura del mismo, que obviamente por pétrea y por perfecta todos deben aceptar.


El que odia quisiera vivir en un mundo uniforme, calmo y estable. El que odia odia la inestabilidad, y hará cualquier cosa por sostenerla, hasta avalar la muerte.


El que odia prefiere avalar la paz de los cementerios al caos de la vida, por eso avala la muerte bajo la consigna de "por algo lo habrán matado".


El que odia, empero, no se pregunta "por algo lo habrán matado" cuando matan a uno de los suyos. Para el que odia la muerte ajena es justa, la propia merece ser equilibrada con la muerte de un ajeno, al menos.


El que odia odia porque los otros merecen su odio, porque son otros, no son ellos.


A los que odian no los odio, los entiendo... porque soy uno de ellos a veces, porque me desequilibro, porque no escucho, porque no comprendo, porque a veces odio.


Y yo odio odiar, porque cuando odio soy todo lo que ya dije, y son en esos momentos en los que aplico en la sinfonía una nota que desarmoniza la composición.


Perdón por mis odios.


Los quiero mucho.


Nos estamos escuchando.

martes, 3 de abril de 2012

El Teorema de Moreno

Y dice:


"Lo que toda persona necesita para ser feliz es tener trabajo para ellos, comida y ropa para su familia, educación para sus hijos, vacaciones y un asadito para el fin de semana."


Consumo: Viene del latín consumere (tomar entera y conjuntamente, consumir, agotar, desgastar).


El estado generalizado de violencia de la clase media, creo que deviene de un paradigma social que impone las pertenencias como modo de reafirmar el ser. No por sabido, en este caso, es necesario olvidar que vivimos en una sociedad de consumo.


Es llamativo y revelador que dos de las acepciones de consumere se refieran al agotamiento y al desgaste, porque vemos día a día signos de ellos en la actitud de las personas.


Tal valor han asumido las cada vez más necesarias pertenencias para, precisamente, poder pertenecer (otra relación entre palabras la mar de significativa), que el miedo a caer del sistema o que venga otro a tomar lo que me hace pertenecer, nos encierre cada vez más en nuestra coraza de alienación. Por tanto la democracia parece pasar a ser el sistema que me permite disfrutar de lo que tengo, y controla que otros actores sociales me lo impidan, más allá que esos que me lo impiden suelan ser precisamente los excluidos del sistema. Es una democracia basada también en la defensa del uno, MI uno, en cada uno de los casos.


Cada vez somos menos pertenecientes a un conjunto, y más pertenecientes a un consumo (agotamiento, desgaste).


Ha llamado mucho la atención el festejo del bicentenario en Buenos Aires el año pasado. Digo que llamó la atención el hecho de que el aglomeramiento de cientos de miles de personas no haya provocado desmanes, delitos, disturbios, etc... ¿y por qué habrían de haberlos provocado? ¿Acaso hemos llegado al punto en el que el encuentro con el otro sea una aberración antes que una naturalidad? ¿Ese es el esquema en el que vivimos?


Y creo que sí... hemos perdido la calle, nos hemos encerrado entre nuestras cuatro paredes, acompañados de nuestras pertenencias, y abandonados de nuestras espiritualidades. He visto en Rojas, Provincia de Buenos Aires, como parte de la arquitectura de las casas estaba conformada por un banco de cemento apostado en la vereda, como un integrante de la casa toda... ¿cómo fue que terminamos en estas calles vacías cuando el sol cae? ¿Cómo dejamos que nos llenaran la cabeza con cada vez más y más exigencias materiales para poder SER? ¿Cómo derivamos en el SER en tanto TENER?


Quizás sea hora de aplicar el Teorema de Moreno... agregándole a la ecuación la familia y los amigos, para que no sea solamente un ideal económico otra vez, ¿no?


Los llevo en el corazón.


Hasta mañana.

domingo, 1 de abril de 2012

Los Escritos Perdidos de Mr. Nicholas McIavellow - FIN

Estimado CEO:


Concluyendo con la serie de escritos de cara al establecimiento de un nuevo paradigma social, le dejo un resumen de las características que la corpocracia:


• Desvalorización de la política como elemento de transformación social.
• Valorización de la política como ente administrativo.
• Desvalorización del concepto de lo "público" en favor del concepto de lo "privado".
• Elevación de los valores del consumo y propiedad como supremos.
• Concientización de que la participación en la sociedad se reduce al trabajo y el pago de impuestos.
• Creación del "otro" como ente que amenace esas conquistas materiales.
• Aumento de los requerimientos mínimos para considerarse satisfechos, y mediante ello aumento del trabajo necesario.
• Agotamiento físico y mental de los ciudadanos para que sus fuerzas estén únicamente dirigidas al mantenimiento del sistema.
• Establecimiento de la idea de que ninguna acción ciudadana tiene efecto en el modelo establecido.


Con estos puntos instalados en el inconsciente colectivo, tendremos ahora sí una masa de personas convencidas de que lo mejor que le puede pasar es tener un administrador que venga del campo de lo privado (no corrompido por el "sistema político"), que invoque los valores de la efectividad, inclinando la balanza hacia un manejo darwiniano de la sociedad.


Al quedar muchos actores sociales fuera del sistema, debido a la acción lógica de este principio darwiniano, el miedo hará que los sobrevivientes autoricen cada vez políticas más represivas para poder mantener sus beneficios, y esto nos dará a su vez más poder a nosotros para ir acallando mediante la represión las voces de los excluidos.


Con el tiempo unos y otros se irán acostumbrando a este régimen, máxime si contamos con los medios de comunicación suficientes como para establecer una pax corporativa, accionando sobre un recorte informativo que nos sea favorable.


Una vez concretados estos objetivos, no nos queda más que seguir administrando en el tiempo estos principios, eligiendo en caso de peligro del modelo, un enemigo interno o externo que exacerbe el miedo y el odio, fuente inmejorable de cohesión social.


Saluda a Ud. atte,


Nicholas McIavellow
Management Consulting

PD: Agradezco su intervención para solucionar los entredichos económicos que han surgido a través de la ejecución de nuestro contrato. Lógico estimado CEO, desde que era imposible que entre nosotros apliquemos conductas que están destinadas a otras clases... abrazo enorme.